Después de pasar una buena noche sonó el despertador a las 4 de la mañana. Me visto con el traje de luces y hago los últimos preparativos en la mochila, bajo a desayunar con mi mujer, amigos/a que también participan y supporters. Tras unas risas vamos a coger los autocares, yo en silencio visualizando la carrera.
Van Lierde iba en nuestro autocar, es lo que tiene de especial el Ironman, profesionales y aficionados estamos juntos. Después de un viaje movidito y pasando mucho calor durante 30 minutos, llegamos al lago y comienza la tensión. Después del abrazo y besos a Rebeca voy corriendo a preparar la T1.
Calentamiento de 10 minutos con muy buenas sensaciones, pero como siempre tengo que pasar por el lavabo. Neopreno fuera, carrera hasta el lavabo y después de nuevo carrera hasta el lago, lo que me permite acabar de calentar bien. Cristian Cofiné me ayuda a enfundarme de nuevo el neo, jajaja!!! Una competición sin estos momentos no es competición, tensión!!
Me coloco en las primeras filas. Pistoletazo de salida, empieza lo que tanto tiempo he esperado, empieza la fiesta de nuevo. Se me eriza el bello al escribir esto, como me gusta, a esto se le llama la ilusión y en el momento que no lo sienta se acabó, espero que dure mucho tiempo.
Empiezo a nadar fuerte, veo que voy bien pero después de 1.000m me quedo cortado, sin pies que coger, pero sigo tirando fuerte. Salgo del agua para correr los 50m y hacer la segunda parte de la natación, los 1.800 m restantes. Nos agrupamos unos cuantos y puedo coger buenos pies. En el grupito que vamos juntos veo algún gorro de Pro y pienso que no voy del todo mal, no llevo reloj y no se el tiempo pero las sensaciones no son malas.
Salgo del agua al lado de Iván Herruzo y me canta que vamos por debajo de la hora, objetivo conseguido. Transición rápida y pensando en la bici, ahora llega lo mejor. Me subo a la bici, me tomo el primer gel y cuando cojo el bidón con mi “mejunje” (Comida liquida para 2 h) se me cae… No me paro a buscarlo porque hay mucho tráfico y puede ser peor el remedio que la enfermedad. Paso al plan B de alimentación, todo geles.
Salgo controlando y veo que me encuentro genial, voy rápido adelantando a mucha gente. Me cruzo con varios amigos que me animan y eso me da alas. Paso a la gran Natascha Badmann, seguimos juntos toda la carrera, pasándonos cada dos por tres. Aprendí mucho de ella, sobretodo en evitar los grupos que te engullen haciendo drafting. La moto de un juez nos siguió durante casi toda la carrera, supongo que sería porque estaba Natasha cerca. Evidentemente vi drafting pero yo hice mi carrera, fijándome en como Natasha gestionaba los grupos. En resumen, o te quedas detrás a mucha distancia o metes acelerón y los adelantas de golpe, quedarte en medio es un riesgo innecesario, los tramposos generan mucha tensión y te puede caer una tarjeta por culpa de ellos.
Llego al kilómetro 90 con casi 40km/h de media y fresco. Me noto fuerte y ya pienso en bajar de los 4:45 en la bici. Después del Km 120 me acuerdo de lo que me dijo Víctor del Corral: «En el kilómetro 120 debes estar fresco», y lo estaba, así que todo controlado. Llegando a la T2 miro el tiempo y veo que mis predicciones han sido buenas, me bajo en 4:43 y con muy buenas sensaciones, eso sí, el calor aprieta y veo que la maratón será dura en esas condiciones.
Después de una transición muy rápida, de poco más de 1 minuto, me pongo a correr con buenas sensaciones. En los primeros kilómetros voy por debajo de 4’ el kilómetro con facilidad, incluso me sale alguno por debajo de 3’40’’, me animo mucho. Pienso que hoy puede ser mi día. Adelanto a mucha gente, paso a las chicas que van en cabeza… Primer 10 mil por debajo de 40’, bufffff que esto siga así.
Ya sé que petaré muscularmente pero intuyo que será tarde porque no tengo ni problemas musculares ni sensación de ir forzado. Veo a Rebeca y aún me animo más. Mi hermano que ha venido por sorpresa me va cantando tiempos y pintan pero que muy bien, Cofiné me canta que estoy en pódium, esto era sobre el kilómetro 20. Pasan los kilómetros y el cansancio empieza a pasar factura. Debido a la pérdida del bidón en el kilómetro 1 de la bici me alimenté exclusivamente de geles, muchos de ellos con cafeína, cosa que a posteriori me doy cuenta que fue un grave error. No es una excusa. Es un error que nunca más me volverá a pasar.
Sobre el kilómetro 25 viene el sufrimiento. Empiezo a bajar el ritmo de forma repentina, andando en todos los avituallamientos. El hombre del mazo llegó de golpe y sin avisar, pero llegó con varios mazos… Parecía que la cabeza me iba a explotar. Había cargado con 12 geles en la espalda en la T2, otro gran error, y en el km 26 me los había acabado. Mala gestión. La deshidratación me dejó grogui a nivel coordinativo y de planificación.
En el km 30 pienso en abandonar por el sufrimiento infernal. Los 35 grados de temperatura con el 90% de humedad me están matando, y eso que yo quería calor. Empieza el trabajo de coco, es lo único que me mantiene en carrera. Así que empiezo a pensar en toda la gente que me ha ayudado, que ha apostado por mí, en toda la gente que me está siguiendo, en todos los amigos/as que me han venido a ver, en mi hermano, pero sobretodo pienso en mi mujer, en lo mucho que me ha ayudado este año y en todo lo que me aguanta, no les puedo fallar.
Sigo sufriendo como un perro hasta el final llegando a meta andando y 20 minutos más tarde de lo que quería. Que dura fue la última vuelta, todos/as a los que había adelantado con facilidad me pasaron. Muy duro. Al final una maratón en 3:22, eso sí, con la clasificación a Kona asegurada. Siempre quiero un poco más. Esperaba un poco más de mí y no ha podido ser, pero lo será en las próximas. Lucharé por ello. Ahora estoy seguro que tengo margen de mejora.
Tiempo final 9:11, Hawaii is coming!!
Me he llevado una lección, no le tenía respeto a la distancia, ahora he aprendido a sufrir de verdad. Necesitaba esto para evolucionar, necesitaba aprender que no siempre todo sale bien y que los errores se pagan. Ahora toca entrenar duro en verano para llegar muy bien a Kona.